Los Monjes Blancos

Y ocurrió que, Pedro de Murcia, al que conocí en el curso de Canto Bizantino en Casavieja, organizó un concierto para que diéramos en aquella ciudad para finales del año 2006.

Prácticamente iba a ser el primer concierto que dábamos como grupo UT, aunque ya hubiésemos realizado algunas cosillas bajo el mismo nombre. El repertorio debía ser religioso, ya que estabamos encuadrados dentro de un ciclo de música litúrgica. Ciertamente esto no era un problema ya que, desde dos años para acá, no habíamos hecho otra cosa que aprender música litúrgica con Marcel Peres y con los cursos que realiza el CIRMA en Moissac (Francia).

Y allá que nos pusimos manos a la obra para preparar el concierto.

Primero, busqué entre todas las cantigas de Alfonso el Sabio... una por una... aquellas que versaran sobre la ciudad de Murcia. Prácticamente hay cantigas repartidas por toda la península, Francia, Italia, etc... quizas hubiese entre ellas alguna que hablara de aquellas tierras... Y así fue. No una, sino dos. Y curiosamente una hablaba de cierta virgen y una iglesia dentro del barrio árabe de la Murcia medieval, la virgen de la Arreixaca, virgen que fue ,hasta hace muy poco, patrona de la Ciudad de Murcia. Y entre tanto buscar y transcribir aquellas canciones del siglo XIII que nos llegaron con sus melodías y su ritmo, había que pensar en la indumentaria. Así que, de nuevo manos a la obra, leyendo y revisando miniaturas de cierto libro sobre indumentaria medieval a través de las miniaturas de las cantigas... ¿hay mejor enciclopedia que aquella que nos relata, tan gráficamente y con claridad, las costumbres de aquellas gentes... esa gran enciclopedia visual que conforman las innumerables representaciones artísticas de cómo ellos veían el mundo que les rodeaba?

Aquel que quiera estudiar e indagar, cual arqueólogo, todo lo que acaecía en aquellos días en torno al siglo XIII, no puede pasar por alto la riqueza en detalles de las miniaturas medievales. Uno puede encontrar cosas como desde los antiguos calzoncillos que usaban los hombres para cubrir sus partes bajo sus camisas, sayas y pellotes, hasta la arquitectura típica de las viviendas medievales, fortificaciones, mercados, utensilios y profesiones, etc. Sin olvidarnos, claro está, de sus representaciones de instrumentos musicales y de vida cotidiana.

Así fue como tras buscar información sobre vestimenta religiosa en la época, encontré que eran muy pocas las representaciones de clerigos y cantores de iglesia con habitos como los que conocemos hoy. A parte de las religiosas que son representadas siempre con habito ámplio de color blanco y toca corta negra, en los hombres no hay una diferenciación por su vestir de lo que sería un clerigo a lo que sería un simple ciudadano. Visten las mismas ropas, si bien ciertos colores como el púrpura y el rojo le son prohibidos en calzas y túnicas.

Únicamente algunas ordenes de dominicos, franciscanos y cistercienses son representados con habitos al uso. A la hora de confeccionar uno para este concierto y sucesivos que versen sobre música estrictamente liturgica, opté por aquel que portan los monjes blancos, como eran entonces llamados, de la orden del cister, por ser numerosas sus representaciones en las miniaturas de las cantigas, donde además se ven claramente ciertos detalles en cuanto a su ámplia hechura y la forma de la capucha.

Heme aquí pues, calzado en hábito de cisterciense.
Lo que uno no sabe es, cuál será el siguiente que habrá que hacerse... como uno nunca sabe, cuál será el próximo instrumento, aquella última adquisición, que vendrá a ocupar y hacerse su espacio entre mis cosas: una flauta... un rebab... un launeddas... quién sabe!


Enlaces de interés
UT. Proyecto de Recuperación de la Música Medieval

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